Al querido Dr. Axel O. Bachmann,
Un día el doctor se nos fue, humildemente como vivió. Dejó un vacío tan grande que sólo su enorme recuerdo puede compensar. Pero ¿cómo podemos recordarlo? Quizás podemos enumerar sólo algunos de sus antecedentes conocidos por todos. Fue parte de una generación en la cual los investigadores concebían el conocimiento científico como algo integral y por ello él se graduó en la FCEN (UBA) como licenciado en Ciencias Química y años más tarde se doctoró en Ciencias Biológicas. Aunque, cuando se doctoró, ya todos lo conocíamos como “el Doctor”, distinción bien ganada que sólo unos pocos logran obtener. Trabajó en el Instituto Malbrán y después llegó a la FCEN, donde fue profesor de Introducción a la Zoología y Entomología, e Investigador Principal del CONICET. Pero su conocimiento de la biología era tan vasto y su disposición tan buena, que colaboró con otras materias como Invertebrados I e Invertebrados II cuando se lo necesitó. También dictó durante muchos años los cursos de postgrado de Nomenclatura Zoológica y de Diversidad y Bionomía de Insectos Acuáticos, y colaboró en un sinnúmero de cursos, conferencias y comisiones científicas y educativas dentro y fuera de la facultad, en Buenos Aires, donde vivía, y por todo el país. Publicó más de 160 trabajos científicos en su mayoría en insectos, pero pocos saben que sus primeras contribuciones fueron sobre los camarones de río, el sábalo y la vieja de agua. Fue presidente de la Asociación Argentina de Ciencias Naturales y de la Sociedad Entomológica Argentina, y editor de la revista Physis. Como editor corrigió minuciosamente cientos de manuscritos. Lo mismo hizo con las numerosas tesis doctorales y tesinas de grado que dirigió, y los centenares de tesis en que fue jurado. En todas ellas anotaba sobre sus márgenes valiosas sugerencias, siempre apropiadas y bienvenidas. A partir de 1983 y por más de dos décadas se desempeñó como Jefe de la División Entomología del MACN. Podemos decir que no hay en el país institución vinculada con las ciencias naturales que no tenga un discípulo o ex-alumno que lo recuerde. Donde uno iba, siempre recibía el grato encargo de “por favor, envíele mis saludos al Doctor”.
¿Pero por qué lo llamábamos “el Doctor”? Por cierto, no sólo por su título académico. El Dr. Bachmann se hacía de tiempo para atender las consultas de todos. Fue Profesor Consulto décadas antes de ser nombrado como tal por la facultad, y ejercía la docencia en un aula, en el campo, en un ascensor, un colectivo, en cualquier ámbito! Su interés por la investigación y su capacidad de asombro eran contagiosas. Luego de leer una tesis o una publicación, comentaba con gran entusiasmo todo lo que había aprendido! Su memoria era prodigiosa y su avidez por la lectura insaciable. Acostumbraba decir, que “cuando algo se aprende es para siempre”, y en su caso era totalmente cierto. Más de una vez algunos de nosotros tuvimos la oportunidad de consultarlo sobre un tema que habíamos discutido con él varios años antes, y lo recordaba con todos sus detalles como si la consulta inicial hubiese sido el día anterior. También se destacó por su humildad, sus famosos almuerzos frugales «sólo para recargar energía», su incansable dedicación al trabajo, y su generosidad para compartir sus conocimientos y su biblioteca. Pero por sobre todas las cosas, por su trato amable y afectuoso con todos los que tuvimos la suerte de ser sus discípulos y colegas. Por todo esto y por lo que nos supo enseñar, recordamos con cariño y gratitud al gran maestro, “el Doctor”.
Sus colegas y discípulos